Ideas brillantes, caras de póker y la magia de insistir

Ideas brillantes, caras de póker y la magia de insistir

A veces da la sensación de que solo los de arriba pueden cambiar las cosas, pero la verdad es que el liderazgo no tiene que ver con títulos ni cargos, sino con actitud. Muchas veces nos quedamos esperando a que alguien nos diga qué hacer, cuando en realidad, podemos empezar el cambio desde donde estamos.

Ahora bien, ?qué pasa cuando tienes una idea genial, algo que realmente podría mejorar las cosas, pero nadie te escucha? Es desesperante. Ves clarísimo el potencial, te emocionas, lo explicas con toda tu pasión… y nada. Caras de póker, respuestas vagas, gente mirando el móvil como si no fuera con ellos. Y ahí viene la frustración, ese momento en el que piensas:

"?Para qué me esfuerzo? ?Será que no sé explicarlo bien? ?O simplemente a nadie le importa?".

Y lo peor es que a veces sí sabes explicarlo, pones todo tu empe?o en transmitirlo bien, te adaptas, cambias el enfoque, buscas ejemplos, lo haces más visual, más emocionante… y aun así, la indiferencia sigue ahí.

Es como contar un chiste buenísimo en una cena familiar y que solo tu tía lo celebre con un "?Qué gracioso, hijo!" mientras los demás siguen comiendo. Y claro, te preguntas si realmente vale la pena intentarlo una vez más.

Pero aquí viene la parte buena: no necesitas que todo el mundo lo entienda al instante. A veces, el cambio empieza con una sola persona que decide moverse. Y cuando alguien toma acción, otros lo notan. En lugar de desgastarte tratando de convencer a todos, muestra resultados.

Porque cuando las cosas funcionan, hasta los más escépticos empiezan a interesarse.

También hay que aceptar que no todos van a compartir tu visión, y eso está bien. No necesitas que todos aplaudan tu idea desde el principio. Lo importante es que tú creas en ella lo suficiente como para dar el primer paso sin esperar validación externa.

Porque cuando las cosas empiezan a cambiar, la gente que al principio te ignoró, de repente empieza a preguntar: "Oye, ?cómo hiciste eso?".

No te voy a mentir, habrá días en los que querrás tirar la toalla. Sentirás que estás remando solo, que el esfuerzo no vale la pena. Pero si sigues adelante, si sigues demostrando con hechos en vez de palabras, poco a poco la gente se sumará. No necesitas un cargo para liderar. Necesitas determinación, paciencia y una pizca de atrevimiento para desafiar la rutina.

Si algo he aprendido es que, aunque a veces parezca que nadie escucha, el impacto de una idea bien ejecutada es imposible de ignorar. Así que sigue adelante. Lidera desde donde estés, sin esperar permiso.

Al final, lo importante no es el título que tengas, sino lo que dejas atrás.

Y cuando llegue ese momento en el que mires atrás y veas que tu esfuerzo hizo una diferencia, por peque?a que sea, te darás cuenta de que valió la pena cada minuto de frustración. Porque al final, el verdadero liderazgo no es que te sigan, sino que inspires a otros a moverse por sí mismos.

Y quién sabe, quizás un día hasta te den la razón… aunque sea con la boca peque?a.


Jaime Pericás

Especialista en contabilidad

5 天前

Gran punto de vista

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