Adiós verdad
(Goodbye right)
Artículo escrito para La Prensa Hispana Bilingual Newspaper (Indio, California, EE.UU.). Edición del 15 al 21 de enero, 2021
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Cuando Hegel propone, en “Fenomenología del espíritu” (1807), su idea de dialéctica —que muchos han resumido como: tesis + antítesis = síntesis—, lo hizo en un lenguaje tan abstruso y difícil que sólo una peque?a élite alcanzó a percibir el profundo cambio que planteaba. Hasta entonces el mundo occidental miraba la vida con la claridad de los opuestos: si algo es blanco, no podía también ser negro. Las cosas tenían sentido y nadie dudaba de la existencia de la verdad. La máxima discusión sólo se centraba en definirla.
Pero nada fue igual después de Hegel porque él no estaba planteando una nueva verdad. él estaba afirmando que la verdad final no existe y que lo único que tenemos a cada momento es una verdad relativa y provisional (la “síntesis”), que surge como resultado del consenso de dos opuestos previos. La verdad fue entonces reemplazada por la síntesis, algo tan diferente a la verdad que sólo fue llamada así para heredar su connotación de sentido.
Esta idea humanista (en el sentido de que anula todo absoluto) y radical fue ganando adeptos. La élite filosófica alemana la esparció por Europa y de allí saltó a los Estados Unidos y al resto del mundo. Poco a poco, el nuevo concepto de veracidad relativa fue llevado al arte por los impresionistas y todas sus corrientes disruptivas, y a la música por Debussy. De allí dio el salto a la cultura general y finalmente inundó la teología. Hizo metástasis, entonces, en las masas a través de los medios de comunicación.
Para fines de los a?os 60 el proceso estaba tan avanzado que el filósofo Francis A. Schaeffer escribe: “La verdad, en tanto que verdad, ha desaparecido, y la síntesis con su relativismo reina”. Las décadas siguientes sólo consolidaron la lógica relativista y la agudizaron aún más.
Lo que tenemos hoy, en pleno siglo XXI, ya ni siquiera puede ser llamado “síntesis”, porque ya no obedece a la lógica de su tesis y antítesis. Lo que tenemos hoy es una especie de posverdad o, más bien, de anti-verdad, un espejismo de palabras sonoras con ilusión de sentido que han dejado de ser racionales y de basarse en consensos, para ser acaparadas e impuestas masivamente por una peque?a élite global, a masas confundidas y temerosas.
Ya no hay tesis, ni antítesis. Lo blanco ha terminado siendo negro, la verdad ha terminado siendo mentira. Gracias Hegel. Adiós verdad.
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ENGLISH VERSION.
Goodbye right
When Hegel proposes, in “Phenomenology of the spirit” (1807), his idea of dialectics —which many have summarized as: thesis + antithesis = synthesis—, he did so in a language so abstruse and difficult that only a small elite managed to perceive the profound change that it posed. Until then, the western world looked at life with the clarity of opposites: if something is white, it could not also be black. Things made sense and no one doubted the existence of the truth. The maximum discussion only focused on defining it.
But nothing was the same after Hegel because he was not posing a new truth. He was affirming that the final truth does not exist and that all we have at each moment is a relative and provisional truth (the “synthesis”), which arises as a result of the consensus of two previous opposites. The truth was then replaced by the synthesis, something so different from the truth that it was only called that way to inherit its connotation of meaning.
This radical and humanist idea (in the sense that it annuls everything) was gaining adherents. The German philosophical elite spread it across Europe and from there it sprang to the United States and the rest of the world. Little by little, the new concept of relative truthfulness was brought to art by the Impressionists and all their disruptive currents, and to music by Debussy. From there he made the leap to general culture and finally flooded theology. It metastasized, then, to the masses through the media.
By the end of the 1960s the process was so advanced that the philosopher Francis A. Schaeffer writes: “Truth, as truth, has disappeared, and synthesis with its relativism reigns.” The following decades only consolidated the relativistic logic and sharpened it even more.
What we have today, in the 21st century, can no longer even be called a “synthesis”, because it no longer obeys the logic of its thesis and antithesis. What we have today is a kind of post-truth or, rather, anti-truth, a mirage of sonorous words with an illusion of meaning that have stopped being rational and based on consensus, to be monopolized and imposed en masse by a small elite global, confused and fearful masses.
There is no longer thesis or antithesis. The white has ended up being black, the truth has ended up being a lie. Thank you Hegel. Goodbye right.
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Versión digital: https://laprensahispananewspaper.com/adios-verdad/